[1/9/2002]
Luego de unos días en que todo parecía digno de mejores tiempos, la cosa empeoró muchísimo. En casa, la presión se hizo insostenible. Afuera, el clima que se vivía no me daba excusas. El cambio fue brusco, intenso, y requería acciones contundentes. No me quedó otro remedio, a pesar de toda mi resistencia. Con una última protesta a media voz, tuve que prender la estufa.
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