[25/12/2002]
Sacudía las manos como alas. Sacudía los ojos como garras. Sacudía los pies como granizo. Corría hacia arriba, hasta el último piso, y bajaba silbando entre las ramas de los árboles. Movía la cabeza de izquierda a derecha, de derecha a izquierda. Hacía ruido de caballo con los labios. Enrollaba las sábanas en un brazo y atacaba las paredes evitando que lo mordieran. Encendía la luz, la apagaba, sacaba las lamparitas para romperlas en el baño. Abría las ventanas de par en par, de dos en dos, para cerrarlas con tres golpes. Fruncía la nariz, fruncía el frunce, se achicaba la cara hasta que dejaran de vérsela. Se agachaba poco a poco, grado a grado, para levantarse de un salto y morder el aire. Quería volar y no podía. Tenía pesadillas.
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