[13/7/2003]
Ayer llegó nuestro ejemplar de Harry Potter and the Order of the Phoenix. Soy uno de los millones que lo encargaron en Amazon antes de la fecha de salida (el link lleva a la página del libro en Amazon UK; versión para adultos, que sólo se diferencia de la versión para niños por la tapa).
Salió caro, pero no tanto como uno se podía imaginar. Veinte euros, contando el transporte. Menos de diez centavos argentinos la página (para las 766 páginas que trae). Y considerando que no seremos menos de tres quienes lo leamos (Gabriel todavía no, al menos en inglés, pero hay uno o más amigos que aceptarán encantados el préstamo), podemos hablar de tres centavos por página por lector. Una ganga.
Todavía no lo empecé. Estoy terminando El perfume, de Patrick Süskind. Creo que lo voy a empezar mañana. Hablé con mi mujer, y quedamos en que me toca el primer turno.
Lo primero que se ve es que resulta un verdadero ladrillo. Lo segundo, que Rowling ha recorrido un largo camino: de firmar con las iniciales J. K. el primer libro para que no se supiera que era una mujer, ha llegado a ocupar toda la contratapa con su foto (blanco y negro, remera, saquito de hilo, jeans, los ojos tristes de siempre, ante una biblioteca en la que se distingue, entre otros, a Freud).
Ante una reunión multitudinaria con sus fans, Rowling dijo algo gracioso: "Esto es lo más cerca que jamás me sentiré de ser una Beatle." Pero es que Rowling ya es una Beatle, es un fenómeno como los Beatles. Y además de que sus libros son maravillosos, me siento muy feliz de estar entre los rowlingmaníacos.
Los críticos suelen hablar de una excelente narradora "no literaria", para emparentarla con los Dumas, Verne, Salgari, Doyle y unos cuantos de SF que hicieron mejores nuestras primeras lecturas. Y tienen razón. Pero como con los Beatles y la música, vale la pena preguntarse por dónde pasa la verdadera literatura. La situación en la alta literatura no es tan grave como con la música culta contemporánea, ni mucho menos, pero lo que hace Rowling está tan cerca como se pueda pedir de lo mejor que hay hoy en día entre las tapas de un libro.
OK, ya está. Ahora pueden empezar a tirar piedras.
coincido en tus apreciaciones sobre Rowling (desde los ojos tristes al valor literario, pasando por los beatles)
ResponderEliminarPero además siento una profunda envidia... yo voy a tener que esperar hasta diciembre...
que cosa.
Disfrútenlo.
Bueno, Javier, pensá que diciembre llega rápido.
ResponderEliminarMientras tanto, prometo no contar el final. ;)
a mi no me gusta. en realidad, nunca lo lei.
ResponderEliminarpero creo haber confirmado las sospechas sobre el "Instrumento Potter" -tal como lo llamamos Guillermo Patricio Kelly y yo-, en un post de www.esnif.com.ar.
¡Ojo! no quiero llevar gente para mi blog. Solo quiero desafiar a los cultores de la secta de Hogwards, ¡adoradores de Bafomet, amantes del cuervo, nigromantes!
Os lo dire de una vez y para siempre: cada ejemplar de Harry Potter vendido hace mella en las llagas flagrantes de Jesus, reviviendo su dolor.
PD: ¿Exageré?
te gustó "El perfume"?.
ResponderEliminarel personaje tiene un "tufillo" a Smerdiakov, el asesino de "los Hnos.Karamazov".
ResponderEliminarChamamé: No sólo no exageraste, sino que te quedaste corto. Faltó que describieras las torturas que recibiremos en el infierno los cultores de esta secta.
ResponderEliminarGuillebe: Iba a hacer algún juego de palabras, pero Chamamé me ganó de mano. Sin embargo me gustó. Eso sí, me metí en un brete al pretender hablar de literatura, ya que no leí Los Hermanos Karamazov. Siempre viene alguien más culto a quitarte el antifaz.
y yo como un gil ya les dije quien es el asesino.
ResponderEliminaryo lo recomiendo mucho.
discrepo con lo de la quita del antifaz. Por eje,mplo, Anteojito nunca se atrevería a desnudar a su tío iletrado.