[4/11/2002]
Salen del colegio cada día y se sientan los cuatro en un umbral, bien apretados, las piernas largas y plegadas como patas de araña. Uno de ellos hace ritmos con dos dedos de cada mano y acompaña con gestos de la cara, en silencio. Los demás pueden charlar o no, da lo mismo. Todos están haciendo un gran esfuerzo, están sumergidos en ese aprendizaje duro, absorbente, cruel, ese entrenamiento doloroso que algún día, tal vez, con suerte, los lleve a ser cool.
No hay comentarios:
Publicar un comentario