No importaba la imagen, sino el ángulo de la luz.
En la foto, una mujer miraba a cámara con sonrisa de compromiso y gorro de lana. Detrás, un paisaje breve y abrupto: el comienzo de una pared de roca, el pie de una montaña, una masa azulada con grietas, y en las grietas unos brotes que pretendían llegar a plantas algún día. La luz venía de costado. Era luz de sol. Iluminaba el lado derecho de la mujer, el izquierdo de la foto, con un tono anaranjado.
Aquí en el anillo (el orbital, como lo llaman otros), el sol está siempre en el centro. Por definición, la luz viene de arriba. Hasta el momento preciso en que la pantalla cubre el sol para empezar la noche, la luz es vertical. Pero en esta foto, la luz venía de costado.
La única conclusión posible me hacía vibrar las rodillas con vértigo. Habían tomado la foto en un planeta.
[6/3/2012]
Escribí este microcuento antes (un año o más) de empezar el blog. Que lo haya publicado de esta manera significó que el blog se convertía en el sitio donde poner lo que me importaba. Y que andaba con ganas de escribir cuentos pero no me resultaba cómodo ni fácil.
Escribí este microcuento antes (un año o más) de empezar el blog. Que lo haya publicado de esta manera significó que el blog se convertía en el sitio donde poner lo que me importaba. Y que andaba con ganas de escribir cuentos pero no me resultaba cómodo ni fácil.
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