Por muchos sitios pasamos de largo. Ni los vemos, aunque por un momento estén delante de nosotros.
La cámara de video lo refleja bien, a su manera, cuando se mueve del punto 1 al punto 2, sin interés por los puntos 1,5 o 1,4142. Vemos veinticinco cuadros por segundo: esos puntos desaparecen sin darnos tiempo para registrarlos. También así pasamos de largo.
El video muestra movimiento, como la vida. Pero existe un truco que la vida no ofrece: podemos parar la proyección y ver los cuadros estáticos, uno por uno. Podemos detenernos en esos sitios de transición, que antes, al grabar o filmar, pasamos de largo.

¿Qué muestran? Hay algo parecido a fantasmas, espíritus de esos lugares por los que pasé de largo. Pero no los lugares propiamente dichos: son irreconocibles, tanto los de Madrid como los de Buenos Aires o Nueva York, o cualquiera de los demás, no tienen nada que los ate a su punto de origen.
Pero hay otro modo en que se han borroneado. Está pasando el tiempo. Los cuadros más viejos tienen, cuando escribo esto, once años de antigüedad, y siguen envejeciendo, distanciándose de aquel retazo de luz que los produjo. Lo que contienen, entonces, no son fantasmas: son fantasmas de fantasmas.
[14/3/2012]
Los fantasmas de fantasmas tienen ahora diez años. Los originales, veintiuno.
Acá están las setenta y dos fotos, en un slideshow cortesía de Picasa Web Albums:
Los fantasmas de fantasmas tienen ahora diez años. Los originales, veintiuno.
Acá están las setenta y dos fotos, en un slideshow cortesía de Picasa Web Albums:
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