domingo, 24 de junio de 2012

Ritmo de escritura

[24/6/2002]

Cuando escribía a máquina podía empezar una página de una novela cuatro, ocho, dieciséis veces. Ponía el papel en la Olivetti (una Lexicon 80 pesada, llena de metal, admirable), empezaba a tipear, y unas líneas más tarde me daba cuenta de que algo andaba mal. Sacaba el papel, ponía otro y arrancaba de nuevo. Así llegaba al agotamiento o a un éxito relativo. A veces copiaba media página de la versión anterior, para alcanzar el sitio conflictivo con un poco de velocidad y ahí avanzar otras pocas líneas. Era como moverme en un pantano, buscando un camino que tal vez no existiera metido en el barro hasta el ombligo.

Ese sistema horrible me había dado sin embargo un tempo, un ritmo de escritura que extrañé mucho cuando empecé a usar computadora. Porque mientras tipeaba por vigésima vez un párrafo, por adentro pensaba en lo que venía después, las ideas se iban acomodando, tenía tiempo para juntar aire. Con la computadora, de pronto, me encontré con que ese tiempo no existía. Para corregir algo bastaban segundos, no largos minutos. Todo el tiempo usado en escribir era útil, por decirlo de algún modo, y mi cerebro no tenía esos largos intermedios para recargarse.

Por una época lo resolví imprimiendo. Ponía la impresora de matriz de puntos a hacer su siembra ruidosa y mientras tanto pensaba. Después cortaba las hojas del formulario continuo, les sacaba los bordes agujereados, las emparejaba... Para más tarde hacer algunas correcciones que las dejaban completamente inútiles.

No sé cómo se resolvió el conflicto. Pasaron muchos años, en los que no siempre escribí (más bien lo contrario), y ahora todos los ritmos cambiaron. Escribo mucho más rápido que antes. Estoy acostumbrado a subir y bajar por el texto como una araña, tejiendo aquí y allá, modificando palabras, giros, ritmos, acomodando lo anterior a lo nuevo. Ni pienso en imprimir. Y si tengo que retipear algo, por ejemplo debido a un error del sistema, me desespero.

El mayor cambio que noto está en el nivel de sufrimiento. Ahora es nulo, o casi nulo. Escribir resulta profundamente placentero. Antes, lo placentero era haber escrito, más que el acto en sí. Pero no quiero adjudicarle todo a la computadora: creo que otra razón importante para este cambio es que no pretendo, por ahora, escribir una novela. Aunque la tentación empieza a agitarse allá en lo profundo.

2 comentarios:

  1. La semana pasada pensaba en algo un poco relacionado con esto: cuánto más uso le daba a la "X" del teclado de mi máquina de escribir que ahora, con la compu. Entonces era para tachar, a veces, hasta oraciones enteras. Ahora, esporádicamente, asoma sólo en alguna que otra palabra.

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  2. por qué razones escribìs?
    te parece necesario?
    qué pensas de la poesìa?
    las palabras nos usan a nosotros para comunicarse?

    salud

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