martes, 28 de agosto de 2012

Novela de aventuras

[28/8/2002]

Estoy en un mundo que no es el nuestro. Puede ser la Tierra, pero en todo caso se trata de una Tierra paralela, o de otra época. Llegué aquí sin proponérmelo, arrastrado por un fenómeno natural (una grieta en el espacio-tiempo, el paso veloz de un agujero negro, algo así) o artificial (una máquina que funcionó mal), o tal vez psicológico (una alteración de la conciencia que afectó la realidad).

Este mundo es en casi todos los aspectos idéntico al que conocemos. Hay arriba y abajo, el cielo es azul, la atmósfera respirable. Hay reino mineral, reino vegetal, reino animal. Hay seres humanos. Sorprendentemente, se habla mi idioma. Es primavera, por lo menos en el sitio donde he venido a parar.

Sin embargo, algo difiere por completo de lo normal. Puede ser que los animales hablen. O que haya otra especie inteligente, coexistiendo con los humanos. O que la magia sea verdadera. O que telepatía, telequinesis, precognición sean cosa de todos los días. Esto, que debería alterar profundamente la estructura física del universo, no lo hace. Habrá sin duda alguna ley fundamental que corrija las cosas para dar cabida a semejante realidad.

Por lo demás, se trata de un mundo semi rural, anterior a la revolución industrial. Las pocas ciudades son centros de comercio donde todo el mundo está enfermo y tiene los dientes podridos. Casi toda la gente vive en pequeñas aldeas o casas escondidas en medio del bosque. Hay posadas donde por una moneda se puede comer, beber y dormir en una cama a la que de noche atacan los merodeadores nocturnos.

Al principio soy completamente ignorante. No sé nada del sitio en que estoy. Pero unos pocos encuentros afortunados me enseñan todo lo que necesito. Pronto estoy al tanto de la geografía, las costumbres, los peligros que me rodean. También obtengo ropas adecuadas, una personalidad falsa que me ayude a pasar inadvertido. Y, sobre todo, varios compañeros de aventuras.

Lo único que me interesa es volver a mi mundo. Pronto descubro que para lograrlo debo hacer un largo recorrido. Una búsqueda, tal vez, o el viaje al otro extremo del continente. La mayor parte del recorrido deberá ser hecha a pie, afrontando riesgos impensados. El objetivo es encontrar a alguien que me ayudará a regresar; o tal vez reunir ciertos ingredientes, plantas o minerales, para crear una poción mágica; o atacar y vencer a ciertos seres despreciables.

Me pongo en marcha, junto con mis compañeros. Son unas pocas personas (el término puede incluir no humanos), valientes, nobles, que desean ayudarme en mi emprendimiento pero también tienen sus propios objetivos. Lo más probable es que alguna profunda injusticia de su mundo los movilice, y que al acompañarme puedan alcanzar un modo de remediarla. O que simplemente empiecen escapando de algo terrible; pero aún en este caso, la huida se irá transformando lentamente en la búsqueda de una victoria sobre sus malvados enemigos.

De a poco, los objetivos de mis acompañantes se convierten también en los míos. Que se entienda bien: sigo deseando el regreso a mi Tierra por encima de todo, pero la ética me obliga a posponerlo hasta haber resuelto los problemas de esta otra Tierra.

Un episodio central es el encuentro con una mujer de la que me enamoro, y que también se enamora de mí. Hay idas y vueltas, malentendidos, sentimientos encontrados. Pero de una u otra forma el romance estalla como un sinfín de fuegos artificiales y se convierte en un ingrediente central del resto de la aventura.

La cantidad de obstáculos, problemas, reveses, crece en función del número de páginas que ocupa la novela. Pero el momento cumbre llega, irremediablemente. Diezmados, agotados, casi sin recursos, logramos por último nuestro objetivo, probablemente por medio de una combinación de fuerza e inteligencia, picardía y nobleza.

Hay una escena conmovedora y esencialmente insoluble. Mi enamorada y yo pertenecemos a mundos diferentes. Si queremos seguir juntos, uno de los dos deberá abandonarlo todo. La cuestión puede zanjarse de diversas maneras, pero una bastante probable es que los acontecimientos terminen forzándome a volver, abandonándola allá. Esto, desde ya, no es definitivo. En una última escena me encuentro investigando cómo abrir un camino que comunique con el mundo de mi aventura, de ida y vuelta, una y otra vez, a voluntad. Así queda abierto el campo para el segundo volumen de la saga.

14 comentarios:

  1. Tal vez pensar la novela sea el modo de encontrar ese camino de ida y vuelta.

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  2. Por favor indicar en donde hay información de teoría de novela de aventuras, es para un profesor del colegio, encuentro novelas en sí, necesitamos es soporte teórico. Gracias,

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  3. Lo lamento, pero no conozco nada de teoría al respecto. Lo mío fue una especie de broma al género, nada más.

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  4. bobos tontos y tarados que es la literatura de aventuras, pffffffffffffpfpfppfpfpfp
    mejoren su página

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  5. Por favor cuando alguien tenga informacion publiqunla

    GRACIAS

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  6. pongan algo bueno e no haga cosas pelotudas

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  7. queinteresante su contenido pero nesecitamos mas informacion. Gracias bye

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  8. necesito q coloquen el concepto carasteristicas temas personajes etc.

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  9. PUES LAS NOVELAS DE AVENTURAS SON FACINANTES, NO SABRAS SI ESO QUE PASA PUDE PASAR POR QUE CUANDO LEES TE ALLUDAS MUCHO.
    OK,LEE....

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  10. es algointereante aun que raras pero buenas.

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  11. es algointereante aun que raras pero buenas.

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  12. Pobres ignorantes, les quiero recordar a los pobres diablos que ponen esos comentarios ofensivos, que no es en lo absoluto divertido.
    El objetivo es hacer una pagina de discusión seria, no hacerse el/la baboso/a.
    Tengo solo 13 años y me considero mas culto que dos o tres que escriben esas barrabosadas.

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