[26/8/2002]
Esta mañana, a las siete y media, mirando perdidamente en una dirección que pasaba junto a la cabeza de mi mujer, atravesaba la ventana del living, se extendía a través del centro de manzana y de la línea de edificios bajos que dan sobre Blanco Encalada, una dirección que entraba sin darse cuenta por otra ventana de otro living, de pronto vi un televisor encendido. Era un rectángulo de luz cambiante, mucho más pequeño que la luna pero con más brillo. A esa distancia no pude reconocer nada, no sólo en la pantalla sino en la habitación donde estaba esa pantalla, que para mí resultaba del todo invisible. Pero así y todo era un objeto hipnótico.
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