jueves, 2 de agosto de 2012

Tres por tres

Dos viejas en la vereda. Una, del lado de la calle, mira de reojo cómo me acerco. La otra, del lado de la pared, gesticula ampliamente y dice:

—Mientras hablaba se inflaba, se inflaba, se inflaba.

*

Los dos están en la entrada de un edificio de departamentos. El muchacho mira a los ojos de la chica como si los suyos fueran rayos láser. O, mejor, ametralladoras. Ella mira un poco al costado, tratando de encontrar otra cosa a la que prestar atención. Él dice:

—No querés darte cuenta, eh. No querés darte cuenta, eh. No querés darte cuenta, eh.

*

Me cruzo con ellas por la vereda. La mujer más joven lleva de paseo una cosa ratonesca con una de esas correas que se alargan, a varios metros de distancia. Viene hablando, la mujer más joven. Señala en dirección al bicho con pelos:

—...y estaba atacando. Mi perro se quedó mirándolo, mirándolo, mirándolo...

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