[15/5/2002]
A las seis y media en punto de la madrugada suena mi radio-reloj despertador: hay un rayo de sonido que se interrumpe de inmediato cuando lo intercepta el rayo de mi brazo derecho para fulminarlo de un golpe. La radio está sintonizada en cualquier estación, eso no me importa: lo que importa es el ruido, cada día diferente, que debe lograr devolverme a esta tierra de lágrimas.
El sonido fugaz, el rayo que todo lo atraviesa, toma formas curiosas. "Ten de la", se oye, o "co que los m". O música: "Clin clin cl", "tap ta-tap t", "ove you mo". A veces me queda la intriga de qué estaría pasando, pero es tarde: la palabra interrumpida, la frase musical, se fueron para siempre. Luego me olvido tan rápido como de un sueño.
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