Señaló con el dedo un punto vacío del horizonte y empezó a caminar. Obediente, la soledad lo acompañó.
[15/1/2013]
El séptimo de los textos que se abrieron paso hasta El hilo, el libro que hicimos Claudia Degliuomini y yo.
Los anteriores están acá.
Estas son las páginas correspondientes al de hoy (click para ver la imagen más grande).
El séptimo de los textos que se abrieron paso hasta El hilo, el libro que hicimos Claudia Degliuomini y yo.
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La soledad actúa por su cuenta, pero a veces hay que indicarle el camino.
ResponderEliminarSeñaló con el dedo un punto en el horizonte y notó que su dedo comenzó a estirarse. Obediente a la soledad, el horizonte comenzó a alejarse.
ResponderEliminarSeñaló con el dedo al horizonte, y éste le dijo que era mala educación.
ResponderEliminarque? -preguntó el chico- ¿Se rompe?
ResponderEliminarLos pensamientos venian como mariposas ( él no las reconocia...y las espantaba )
ResponderEliminarJeremias...
ResponderEliminarque estilo, parecés el Gabo Marquez y su "realismo mágico" :)
Me recuerda a un aforismo de Ernesto Esteban Echenique (personaje memorable de distintas historias, creado por Roberto Fontanarrosa), dice así:
ResponderEliminar"Señalé el futuro y miraste mi dedo".