Mi mujer tiene algo con los cumpleaños. En su agenda lleva una larga lista de nombres de amigos y parientes, desde los más o menos próximos hasta los más o menos distantes, cada uno anotado en el día de su cumpleaños, acompañado por la edad que alcanza la persona en cuestión durante el año de vigencia de la agenda. Así, por ejemplo, el espacio que corresponde al 17 de junio en la agenda actual de mi mujer tiene esta anotación: "Eduardo (49)"
No es grave, excepto para quienes hacen un culto de esconder la edad. Y el sistema tiene la ventaja de que mi mujer puede recordarme los cumpleaños de mis amigos, que librado a mi suerte siempre acabo olvidando.
Lo malo es pensar que en un sitio oscuro, no muy lejos de aquí, debe haber una Antisusanne que escribe en una agenda idéntica, con la sola diferencia de que cada número entre paréntesis se refiere a una cuenta regresiva.
[26/1/2013]
Ahora, por supuesto, esa función la cumple Facebook. La de recordar los cumpleaños, digo. Con respecto a la edad, no todo el mundo la pone.
Ahora, por supuesto, esa función la cumple Facebook. La de recordar los cumpleaños, digo. Con respecto a la edad, no todo el mundo la pone.
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